lunes, 18 de junio de 2018

La chica del café


Feminismo                                                                                                                                                                                 Más
Quisiera compartir una pequeña reflexión acerca de un suceso que me dejó pensando harto y creo que es un problema bastante común. El otro día estaba en un café para hacer una entrevista, y mientras esperaba que llegara mi entrevistada, al lado de la mesa en la que me encontraba se sentó una chica de unos 25 años junto a su mamá. Al momento después escucho que la chica comienza a llorar muy bajito y a decirle a su mamá algo sobre su compañera de trabajo (la típica de “porque ella sí y yo no”), y su mamá le contestaba “hija, tú también eres hermosa, no sabes lo linda que eres” “también eres flaca”, y la niña le respondida reiteradas veces “no mamá” llorando y tapándose la cara con el pelo, como teniendo vergüenza de ella misma.

No escuche específicamente cual era el problema de la chica, tampoco voy a andar a oreja para metiéndome en problemas ajenos, pero me llamo mucho la atención, lo insegura que somos algunas mujeres y lo que nos afecta el tema del físico, nuestras capacidades y la competencia entre mujeres, al borde de querer llorar. Esto me llevó a una reflexión: 
La inseguridad y la falta de confianza en las mujeres es tan fuerte que nos llevan a competir entre nosotras hasta cuando somos mujeres realizadas y con trabajo. Tan constante es el bombardeo social, de las redes sociales, la televisión, los medios de comunicación, la publicidad, etc. de ser mujeres lindas, flacas, “perfectas”, que comenzamos a querer ser como la otra o en su defecto a criticar a la mina hasta por su forma de vestir y olvidamos lo rico que es quererse y sentirse satisfecha por ser como somos. 

esa competencia por ser “la mejor” “la más linda” “más linda que tu compañera” esta presente desde que somos pequeñas, y si no lo eres nos frustramos al borde de llorar como esta chica del café. En vez de que nos enseñen a llevarnos bien, que no eres mi competencia si no mi compañera, de alegrarnos porque algo bueno le paso a una mina, de que lo mismo que ella está pasando lo puedo estar pasando yo y que nos entenderíamos perfectamente porque somos mujeres. Esa hermandad que se tienen entre hombres la valoro caleta porque en mujeres casi no se ve (no quiero generalizar, pero es la mayoría). No por hacer esta reflexión, me excluyo de ser así, porque también me he sentido insegura y he caído en el error de criticar a una mujer en cosas tan banales como la ropa, o los minos con los que se mete, ¡que nos importa eso! Por último, quiero dar la invitación a seamos más relax, menos competitivas, seamos partners, ya suficiente tenemos con la violencia machista como para que nosotras también nos violentemos entre mujeres, pero sobre todo QUERÁMONOS HARTO, para que no terminemos llorando en un café, frustradas, preguntándonos “porque ella sí y yo no”.